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jueves, 20 de febrero de 2020

Donde hay un sueño hay un camino

ADÚ

Fuente: Google Imágenes
Me he animado a hacer una crítica sobre la película "Adú" dirigida por el director madrileño Salvador Calvo y protagonizada por Luis Tosar, Ana Castillo, Moustapha Oumarou, Adam Nourou, Álvaro Cervantes, Miquel Fernández, Zayiddiya Dissou, entre otros. Podemos ver claramente los tres puntos de vista de este problema. El de las personas que intentan ayudar en diferentes ONGs, los que intentan impedir que entren en nuestro territorio masivamente que es la guardia civil. Y por último, tenemos a la desesperada persona que emprende el peligroso viaje, en este caso será un pequeño llamado "Adú".

Nos encontramos ante una película, que como ya he dicho, se divide en tres historias, las cuales sin llegar a coincidir plenamente en espacio y tiempo se van entrecruzando a lo largo del metraje. Por un lado, tenemos el drama de un niño de 6 años y su hermana mayor, ambos se verán obligados a huir de su lugar natal para buscar una vida mejor y para ello tratarán de intentar llegar a Europa sea como sea. Por otro lado, tenemos la historia de un activista medioambiental que lucha por proteger y salvar a los elefantes y cuya vida se verá trastocada por la visita de su hija que tiene problemas graves con las drogas. Y por otro lado, seguiremos la historia de un grupo de guardias civiles en Melilla justo en el momento en el que se produce un intento por parte de docenas de subsaharianos por saltar la valla. Todo esto provocará una serie de actos y consecuencias que golpeará con fuerza la existencia de cada uno de los protagonistas haciendo que sus vidas no vuelvan a ser las mismas.

Muy buen trabajo del director por escoger como protagonista a un niño de 6 años, lo único imposible para que sea una historia real pero está muy bien pensado porque si hubiese sido un adolescente, el "MENA" (menor extranjero no acompañado) ya no nos hubiese removido emocionalmente porque ya estamos acostumbrados a verlos en las calles y a oír críticas sobre ellos pero en la película consiguen hacer ver lo duro que es el camino para cualquier persona.

La idea del contraste entre lo que en Occidente se consideran "grandes" problemas (falta de comunicación, drogas, falta de orientación y vacío vital, especialmente en personas que tienen sus necesidades básicas generosamente cubiertas) y la dramática realidad africana (hambre, miseria, carencia de lo más básico, violencia continua incluso en el propio hogar, abuso y explotación sexual, corrupción y señores de la guerra, todo ello fomentado por Occidente que, a pesar del expolio continuo y generalizado, ahora pretende desentenderse de sus consecuencias y eludir su responsabilidad, construyendo vallas cada vez más altas y rechazando con más violencia la entrada de refugiados que intentar huir de la barbarie y la esclavitud) es buena y sería una tremenda bofetada en nuestros bien alimentados rostros, si no fuera por esa falta de carga dramática que rebosa la película.

Es una película muy dura y cruel, que te hará lagrimar a borbotones si la sensibilidad campea por tus venas. Reflexionarás y apreciarás que somos afortunados por haber nacido en esta especie de Disneyland que llamamos España o Europa, y que nos hace no tener que huir de aquí; pero tampoco nos educan a recibir o empatizar con los que tienen que dejarlo todo a cambio de lo desconocido o de la muerte segura, y para eso estamos nosotros, los educadores sociales, para hacer ver al mundo que esas personas necesitan nuestra ayuda, y para hacerles empatizar con los verdaderos dramas humanos que se viven en otras partes del mundo, haciéndoles salir de la burbuja en la que viven muchos, como he dicho, en esta especie de Disneyland.



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